Pues bien, esta semana me ha dejado un sabor agridulce en
mis dos sesiones de rol de la semana, la campaña de L5A en la que soy jugador y
la de Zcorps que dirijo, porque en ambas partidas hemos sufrido bajas. Pero también me dejaron buen sabor porque ambas
muertes fueron dignas de ser contadas.
Para empezar comenzaré con la de L5A. Como ya os comenté
estoy jugado una campaña
en la que llevamos jugadores de dos bandos, en esta sesión en concreto toco
llevar al Cangrejo. Pues bien nos encontrábamos del lado del bando rebelde
asediando una fortaleza del Clan Escorpión en la cual según nos habían dicho
podía encontrarse el niño emperador y estábamos en la reunión previa al ataque
decidiendo la mejor forma de llevar a cabo el asalto (con varias ideas
descabelladas en el proceso…), cuando nos informaron de la existencia de un
acceso secreto al interior del castillo. Así que finalmente se decidió atacar
las dos puertas de la fortaleza y nosotros junto con un pequeño grupo de
samuráis nos internaríamos por el túnel al interior de la fortaleza. Una vez
comenzó el asalto nos deslizamos al interior del castillo y, al contrario de lo
esperado, nuestro transito por el pasadizo es tranquilo. Llegamos al interior
de la fortaleza sin apenas problemas, eso sí a poco de entrar y mientras nos
desplegamos en la sala de entrada nos encontramos sorprendidos por un grupo de
samurái-ko que superadas en número no tuvimos muchos problemas en eliminar.
Mientras decidíamos si desplegarnos en el interior del palacio o salir y
atacarles por la retaguardia, un rápido vistazo nos previno de salir, dada la desigualdad
numérica, así que comenzamos a desplegarnos por el castillo. Así lo hicimos, en
todo momento como punta de lanza del grupo y tras un par de escaramuzas menores despejamos la planta en la que nos
encontramos y nos dispusimos a seguir con la siguiente planta, pero un grupo de
Ashigarus que portaban unas armas de pólvora cuya descarga esquivamos con
dificultad nos sorprendieron en las
escaleras de subida al segundo piso, nos dispusimos a entablar combate así que
cargué escaleras arriba pero un golpe de viento del Shugenja de nuestro grupo
los derribo, que a pesar de que mi Cangrejo había cargado hacia ellos para
cubrir al grupo no creyó conveniente avisarme y comerme yo también el conjuro, así
que con estas dimos buena cuenta de ellos y nos plantamos en la segunda planta.
Una vez allí comenzamos a desplegarnos y descubrimos a la mujer del Daimyo Escorpión,
que curiosamente es igual a la mujer del Daimyo León ¿? Como no teníamos tiempo
para pesquisas en medio del asalto decido plantarla dos ¨escoltas¨ y
continuamos el despliegue, donde encontré a un arquero Escorpión es una
ventana, al cual ofrecí la rendición (a pesar de las miradas y voces de mi
grupo, más de acuerdo con no tomar prisioneros) y que se rindió y dejé atado,
hasta que finalmente dimos con el premio gordo, uno de los Hermanos del Daimyo
juntos con tres hombres de su guardia y nos enzarzamos en un combate 4vs4. Al
principio la cosa parecía ir bien, pero rápidamente las cosas empezaron a
ponerse feas. Nuestro shugenja cayó al suelo incapacitado rápidamente y aunque
la samurái del Clan León tiro también a uno de ellos cayó también rápidamente y
nos vimos superados en un 2vs3, yo mantenía a raya al Escorpión y uno de sus
guardias mientras mi acompañante Fénix se las veía con el otro. El máster
especialmente inspirado nos castigaba con sus tiradas y para colmo mi suerte
con los dados una vez más hizo honor a su fama y, quitando un único ataque
decente, fui completamente incapaz de superar un No 25 de armadura con 6g3
durante demasiados asaltos y al final caí contra mis dos oponentes dejando a la
pobre Fénix sola contra los tres, a pesar de lo cual no solo aguanto unos pocos
asaltos sino que encima se llevo a uno de ellos por delante hasta que
finalmente cayó aunque, para mayor desgracia, muerta ya que por fortuna tanto mis
compañeros como yo caímos todos incapacitados pero no llegamos a morir, excepto
la pobre Fénix. Así que como dije, la partida terminó y me quedé con una
extraña sensación: por un lado al partida estuvo bastante entretenida y divertida
y el final fue bastante épico, a pesar de su desenlace, pero por otro me quedé
con una tremenda sensación de impotencia por varias razones, lo primero la pérdida
de uno de los personajes, que siempre deja un mal sabor por épico que sea su
final, por otra parte la cara de gilipollas que se me quedó cuando una vez en
el suelo me pongo a mirar mi ficha y recuerdo que tenía la ventaja de Suerte y
que podía haber repetido una de las tiradas fallidas durante el combate (seguramente
con escaso éxito tal y como se estaba dando la tarde, pero al menos la
posibilidad estaba ahí) y para terminar la frustración de que incluso en ataque
total durante tres asaltos los dados se negaron a que golpease a ninguno de mis
adversarios y el máster nos atizaba con unas tiradas bastante afortunadas,
incluyendo un doble 10 al daño que fue el que me hizo dar con los huesos en el
suelo. No sé si os ha pasado alguna vez que jugáis una sesión que ha estado muy
bien pero cuyo resultado ha sido horrible y tenéis la sensación de que la mala
suerte os ha arrebatado una victoria que os correspondía pues, en fin, esa fue
mi sensación al final. Los dados me dieron la espalda y mi despiste con el mérito
de Suerte me dejaron la sensación haber condicionado un combate que debía de
haberse decantado de nuestro lado. El caso es que todo lo que sabemos es que caímos
y, menos el Fénix, el resto no estamos muertos por lo que supongo que seremos hechos
prisioneros, aunque en la próxima partida lo sabremos…
Tras esta partida tengo la sensación de un pequeño desengaño
con L5a, realmente más con las circunstancias que con el juego en sí, pero sí
tengo la sensación de que de haber recordado mi merito de Suerte y que si una
de mis tiradas hubiese sido más afortunada (No 25 con 6g3 no es que fuese ni
mucho menos complicado y menos aun cuando al final pase a ataque total y tenia 8g4 y ¡¡ ni por esas!!) la cosa habría
terminado de otra forma. No puedo evitar sentirme en parte responsable y
decepcionado, un poco con el personaje, bastante con los dados y sobre todo con
mi olvido… en fin, como os dije mi único consuelo es que la partida en verdad
estuvo muy bien y el final fue bastante épico. Por ahora toca esperar ya que
con esto ponemos punto y aparte a un capítulo de la campaña y jugaremos unas
sesiones a Ars Magica (a ver si le pillo el punto de una vez porque me está
costando…) para ver como continua la cosa y sobre todo volver a coger el
Cangrejo y quitarme la espina, aunque la verdad es que la tengo bien clavada…
No te preocupes joven cangrejo, Shiba Akiko os contempla desde el mundo de los Kamis y cuidará de vosotros...
ResponderEliminarEspero que cuando volvamos a vernos pueda mirar a los ojos de la gran Samurai Shiba Akiko.
EliminarDónde tú vez fracaso yo veo una gran historia. Sí fue emocionante y divertido genial. A mi me gusta esté resultado de vez en cuando... Hay que saborear las derrotas.
ResponderEliminarDe todas formas siempre jode ser víctima del azar...
un saludo. ya nos cuentas que pasa
Tienes toda la razón la historia fue épica, muy acorde con los trágicos finales propios de las leyendas orientales, pero menudo bajón.
EliminarEfectivamente, eso hace que la derrota sea aun mas difícil de asimilar. Cuenta con ello, en cuento retomemos L5A continuare con la historia.
Una gran aventura se ve que jugasteis a pesar del trágico final.
ResponderEliminarRespondiendo a tu pregunta si que he sufrido lo de las tiradas... Dirigiendo a ánima vi impotente como mis jugadores caían uno tras otro porque no eran capaces de impactar ni una sola vez a su enemigo, al final cambié la historia y el que les dejó destrozados se fue convirtiéndose en enemigo recurrente (en lugar del enemigo que moría que debería haber sido). La verdad es que es una pena que los dados puedan arruinar una gran partida