martes, 27 de septiembre de 2011

Al otro lado de la pantalla...

Luchar contra dragones, realizar prodigios mágicos, salvar al mundo de la ira de un primigenio, o sobrevivir por la noche alimentándote de la sangre de tus víctimas, todo es posible delante de la pantalla, enfrentarnos al siniestro y retorcido mundo que nos ofrece la persona que se esconde detrás de la pantalla. Sí, me refiero a esa oscura y perversa criatura… el Master.
Cuando nos sentamos a la mesa a jugar una partida debemos elegir a qué lado estamos, delante o trás la pantalla.

Hay jugadores que se sienten más cómodos de manera habitual en un lado que en otro. En mi caso creo sentirme igual de cómodo a ambos lados, algo poco habitual en mi grupo por lo que suelo pasar más tiempo detrás de la pantalla  que ante ella, así que si tuviera que clasificarme en uno de los dos grupos como master o como jugador supongo que me decantaría del lado del master.
Desde que llevo haciendo de master he de reconocer que he tenido grandes éxitos así como algunos fracasos. Realmente ¿Qué hace que una campaña tenga éxito? Está claro que el trabajo y la dedicación y buen hacer del master toman un papel fundamental en el desarrollo de las partidas, pero en ocasiones hay factores externos, que escapan al control del master (o eso creo) que pueden hacer que tu partida se vaya al traste. Otras veces una partida casual y apenas trabajada que has improvisado el día anterior acaba convirtiéndose en una partida inolvidable.
¿A qué responde esto? Principalmente a los jugadores, al fin de al cabo ellos son los principales protagonistas de la partida. Desgraciadamente dar con la tecla es complicado, hay muchos factores que pueden hacer que los jugadores pierdan el interés por la partida: hay jugadores que no se encuentran cómodos en ciertas ambientaciones, un jugador que realiza una mala elección de personaje y se cansa o no sabe llevarlo, un mal día por parte del master, un jugador que se siente perjudicado por una decisión del master….  basta que un solo jugador pierda el interés para ver como la partida comienza a hacer aguas. Como dije, algunos de estos factores son difíciles de controlar aunque es nuestra función minimizarlos, aconsejar a los jugadores en la elección de personaje, llevar la partida donde se sientan cómodos e improvisar si la cosa no parece ir bien y sobre todo un poco de suerte. No sé si es impresión mía pero las primeras sesiones definen la partida: si las primeras sesiones van bien la partida parece correr sola cuesta abajo pero si las cosas empiezan mal parece que hay que estar nadando contracorriente.

Nadie dijo que ser master sea fácil, así que ánimo, puede que las cosas no siempre salgan bien pero cuando lo hacen es realmente reconfortante.
Este mensaje va dirigido especialmente a grupos como el mío en el que uno o dos ejercen siempre de master, para que los jugadores se animen a dirigir aunque sean un par de sesiones para que vean el trabajo del master, que antes de sentarse en la mesa hay que currárselo un poco y así aprecien un poco más ese trabajo. Y por otra parte a los master no nos viene mal de vez en cuando ponernos también al otro lado y sufrir un poco los tormentos del master para ser más comedidos y comprensivos con los jugadores. Así que os animo a que de vez en cuando probéis a cambiar los roles y os animéis a colocaros al otro lado, seguro que os ayudara cuando volváis a estar de vuestro lado de la pantalla favorito.

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Yo tambien soy "polivalente", aunque me he pasado ya bastantes años detrás de la pantalla (casi unos 10) con mas frecuencia que frente a ella, aunque ultimamente con mi nuevo grupo de rol soy uno mas en el grupo y tenemos otro máster.
    Aunque yo le añadiría un factor extra que no has comentado: el master por obligación y el máster por afición. Normalmente y, ya sea por suerte o por desgracia, el máster siempre acaba siendo quien tiene los libros o se sabe las reglas, y si no dirige esa persona, no hay juego. El problema es que no diriges igual cuando ya estás quemado y despues de 20 sesiones viendo como el resto se divierten superando con mayor o menor dificultad cualquier prueba que le eches, lega un momento en el que tu tambien quieres unirte al grupo y que te releven...
    En fin... dirigir es un arte y no todo el mundo vale para ello

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  2. El eterno problema del master supongo que acompaña a todos los grupos, como dices antes o después te quemas una o dos sesiones son un gran alivio para el master para hacer una aventura corta o probar un nuevo juego y volver con ánimo renovado.
    Y estoy de acuerdo en que todo el mundo no vale para ello, pero es que ni lo intentan xd...

    Un saludo

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